martes, 3 de febrero de 2015

Tú, mi canción

Hoy mientras esperaba el metro, he encontrado la mejor situación en la que inspirarme para escribir.

En el andén de enfrente esperaba un matrimonio de unos aproximadamente 80 años, y sé que eran matrimonio porque en ningún momento sus dedos han dejado de estar entrelazados. Ambos esperaban juntos la llegada del tren.

En ese momento me he dado cuenta de lo bonita que es la vida.
Lo bonito que tiene que ser cumplir años y ver que la persona que un día entró en tu vida, aún permanece en ella y que ambos vais creciendo a la vez, al igual que vuestro amor.
Esa persona que esté a tu lado hasta los últimos días de tu/su vida, mostrándose como la columna que te sostiene. Pues la mayoría a esa edad precisa de alguien que sea sus manos, sus ojos, sus piernas o tan sólo su mayor apoyo.


Como esa canción que un día suena en la radio y sientes que es tuya, con ese estribillo que no paras de cantar. Pueden sonar mil canciones nuevas que ninguna va a ser capaz de reemplazarla. Pues así es la vida, en ese consiste, en encontrar a aquella persona que sea irremplazable, que sea tu canción.
Aquella persona que con sólo mirarte te esté cantando esa estrofa que tanto te gusta o que con un beso te lleve a ese estribillo que cada vez suena con más fuerza.


Eso es, tomar las decisiones que creas convenientes, aquellas que hagan que tu presente sea perfecto y tu futuro una garantía de felicidad.

Y eso es exactamente lo que ha hecho el matrimonio del andén, supieron encontrar las respuestas a sus preguntas el uno en el otro, y decidieron que era la persona con la que quería responderlas todas, una por una.
Y ahí estaban, tan bonitos, tan perfectos, tan enamorados.


Porque la belleza de la vida está en la esencia de las cosas más pequeñas.
Lo que un día puede ser una casualidad, se puede convertir en la mejor casualidad de tu vida. 
En aquella canción que siempre escuchabas, en aquel estribillo que jamás olvidarás, en aquella estrofa que tarareabas. Y en ese momento, en esa casualidad, esa persona convertirá tu canción en algo real, siendo tu estribillo, tus frases favorita y la melodía de tu vida.


Porque algún día se convertirá en tus ojos, tus manos o tus piernas. Será la persona que te anime a seguir luchando día a día a pesar del cansancio, la edad o enfermedades. O quizás, seas tú quién se convierta en ese apoyo, en esa columna que sujete todas sus estructuras que se van fracturando poco a poco, día a día.

Pero una cosa está clara, en ese momento podréis ver lo bonita que fue la vida, lo bonita que fue vuestra canción.



Siempre será tu sonrisa, tu felicidad. 

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