sábado, 14 de febrero de 2015

Carta en la botella

Que ganas de encontrarte, de cruzarnos por casualidad, de conocernos.

Sí, tú, aunque ahora no tengas ni rosto ni nombre sé que algún día lo tendrás, y ese día pasaremos de ser dos desconocidos a ser la perfecta imperfección que quiero conocer.

Sí, tú, y comenzaremos una aventura juntos, viajaremos y conoceremos mil escondites dónde poder disfrutar. Serás el mejor guía para este viaje y yo seré la mejor viajera recorriendo cada uno de tus escondites. Pero también te dejaré que descubras cada uno de mis lunares.

No sabes las ganas que tengo de encontrarte, de cruzarme contigo por casualidad y de que te acabes convirtiendo en mi más bella casualidad, en la casualidad más bonita de mi vida.

Quiero que conviertas los inviernos en veranos con el calor de tus brazos. Que tus pisadas marquen mi recorrido y que mi locura te haga perder los estribos.

Quiero ser la razón de tu sonrisa y que esa sonrisa sea la razón de la mía.
Que nuestras miradas al cruzarse se digan todo y no necesitemos las palabras, pues ya se ocuparán los besos de callarlas.
Quiero que tu cuerpo sea mi mejor escondite y que tus brazos me refugien hasta que encuentre la salida.

Que te conviertas en mi mejor amigo, en mi mayor apoyo. Que tengamos momentos de niños, momentos de amigos y momentos de amor. Mirar juntos en una misma dirección, cumplir juntos nuestras metas y objetivos.

Que seamos todo en diferentes circunstancias, que tu vida sea mi vida y que la mía sea la tuya. 
Quiero ser tú prioridad porque tengo claro que tu serás la mía, y si eso no sucede algo estaremos haciendo mal.

Que te conviertas en mi meta diaria por la que luchar cada mañana, enamorarnos cada día cómo si fuera el primero.        
Que cada mañana nos despertemos pensando el uno en el otro y deseando que giren rápido las manecillas del reloj hasta que llegue nuestra hora, la hora de vernos, la mejor hora del día. La hora de sentir que vale la pena vivir, que vale la pena caer muchas veces y siempre levantarse porque al final llega la recompensa, y esa recompensa serás tú.          

Y ese día todo lo que ha pasado habrá valido la pena, porque si caigo sé que estarás tú para tenderme tu mano, para ayudarme. Y espero, por favor, que nunca me dejes caer. Está claro que muchas veces tropezaremos, a veces juntos y a veces separados pero sé que en el tropiezo nos agarraremos más fuerte y cada vez nuestras manos se entrelazarán más fuerte y nada ni nadie podrá separarlas.

Te pido ante todo sinceridad y confianza, porque yo desde el momento en el que nos crucemos depositaré cada parte de mi sobre tus manos, confiando en ti. Y espero que sepas tratarlo como el regalo se merece.
  
A cambio de tu amor, yo te prometo ser cada día mejor, crecer junto a ti, aprender de ti y  enseñarte. 

Quiero volver a ser la niña que se ponga nerviosa al verte llegar, que se ría con tus tonterías, que me hagas reír y que me piques. Quiero pasarlo bien y disfrutar y lo más importante ser feliz.

Y ahora estoy naufragando en busca de una orilla, en busca del refugio que encuentre esta carta en la botella.

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Haremos un trato: tú me cuidas y yo te cuido.



               




















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