lunes, 23 de febrero de 2015

Promesas incumplidas

Tantas promesas que nos hicimos, y sobre todo, tantas promesas que hiciste y que caen en el olvido.
Mirar hacia atrás y ver lo imposible de esas promesas, jamás las hubiese cumplido y ya no va a suceder.

De repente un día te das cuenta de que esa persona ya no es necesaria en tu vida. Hacía de lo fácil lo difícil creando así obstáculos dónde no los había.
Respondías a todas mis preguntas y acertabas con todas las respuestas, hasta que un día dejaste de responder y yo dejé de preguntar.
Llegados a este punto todo lo vivido se queda atrás, como un recuerdo pasado, lejano en el tiempo que de momento se queda guardado. No hay ganas de abrirlo sino de dejarlo ahí como una experiencia.

Siempre he pensado que si las cosas suceden es por algo, a veces parece difícil incluso crees que no va a pasar, pero cuando menos lo esperas la vida te golpea para que aprendas, te levantes y continúes.
Cuando parece que no hay salida, es cuando más te conoces a ti mismo y te das cuenta de tus valores y capacidades. Entonces, empiezas a mirar hacia delante de nuevo con ilusión.

Estoy convencida de que a todo el mundo le llega lo que se merece, pero como esta vida no es fácil hay que pasar por días oscuros para valorar más los días claros.

Es curioso que quién un día fue tu mejor apoyo, tu otra mitad, de la noche a la mañana puede pasar a no ser nada, o mejor dicho, puede borrarte de su vida como si hubieses estado dibujada con carboncillo y él tuviese el valor de sacar la goma de borrar y empezar a eliminarte.
Yo soy más de pensar en un papel roto, un papel que aunque lo pegues con celo siempre tendrá marcas de aquellos rasgados.

Y entonces te encuentras de nuevo sola, sola ante la vida como habías estado antes. Sola sin sentir la protección de nadie, sabiendo que si te caes te tienes que levantar porque ya no está ahí para darte la mano. Y lo peor, es que fue el quien te soltó la mano y te dejó caer. Quién prometió que jamás lo haría...lo hizo.

Pero también aprender que tú sola puedes caminar día a día sin la necesidad de ese alguien, sino que te basta con las amistades que te acompañan y que seguro que si te tropiezas te sujetarán.

Y justo ahora, el tintero se ha quedado sin tinta, sólo quedan los restos en mi pluma para escribir el punto y final.


http://eltintero.260mb.net/wp-content/uploads/2013/11/tintero.jpg


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